Editorial Tecnos, Madrid
2006, páginas 288, ISBN:
84-309-4491-5
Jesús Conill
Sancho es
Catedrático
de Filosofía
Moral en la
Universidad de
Valencia.
Ha desarrolado
diversos
proyectos de
investigaciòn en
las
Universidades de
Múnich, Bonn,
Frankfurt a.M.,
St. Gallen y
Notre Dame.
Asimismo, es
Asesor Técnico
de la Fundaciòn
Étnor y miembro
del Seminario de
Investigaciòn
X. Zubiri, y
autor, entre
otros libros, de
El poder de la
mentira y
Horizontes de
economía ética,
ambos publicados
en Editorial
Tecnos.
En las Historias
y Enciclopedias
de Etica no es
habitual
encontrar un
capítulo
dedicado a la
ética
hermenéutica.
Cosa extraña, ya
que los
representantes
más
significativos
de la filosofía
moral y política
contemporánea se
sitúan en un
contexto
hermenéutico (Rawls,
Walzer, Taylor,
MacIntyre,
Ricoeur, Rorty,
Gadamer, Apel,
Habermas,
Vattimo), e
incluso se ha
bosquejado una «economía
hermenéutica».
¿A qué se debe
esta resistencia
a hablar
expresamente de
una ética
hermenéutica,
cuando su
presencia es
innegable?
A menudo se
acusa a la
hermenéutica de
carecer de
sentido crítico,
siendo así que
una de las
funciones de la
filosofía es
justamente el
ejercicio de la
crítica. Pero,
cuando algunos
hermeneutas
tienen
pretensiones
críticas,
entonces se les
reprocha olvidar
el peso de la
facticidad y el
espesor de la
experiencia.
El propósito de
este libro es
superar tanto el
déficit crítico
como el
hermenéutico,
intentando
articular las
exigencias de la
razón y de la
vida en una «ética
hermenéutica
crítica desde la
facticidad». El
camino para
llevarla
adelante
consiste en
hermeneutizar a
Kant a través de
Dilthey,
Heidegger y
Gadamer; y en
aprovechar las
más relevantes
iniciativas con
sentido crítico
desde el propio
ámbito
hermenéutico: la
ética discursiva
(Apel y Habermas),
las éticas de la
alteridad y el
reconocimiento (Ricoeur),
de la
autenticidad (Taylor)
y de la «pietas»
(Vattimo).
Esta sería una
ética
hermenéutica
impura, que se
abre al
pensamiento
científico, como
demanda el
Racionalismo
crítico (Albert),
y asume la
facticidad de la
experiencia
vital, pero
también la de
los
conocimientos
científicos y
las
transformaciones
tecnológicas.